La casa es muy amplia, pero lo mejor es el jardín. La terraza privada te permite disfrutar de comidas y sobremesas tranquilas, y el espacio de césped le da a los niños la opción de corretear y jugar sin preocupación (aunque hay que estar pendientes porque la piscina no está vallada), pudiendo acompañarles desde las tumbonas. A pesar de que esa zona es compartida con la otra casa, cuidan que los inquilinos seamos familias o gente en plan tranquilo, por lo que no supone ningún problema. En la casa, la habitación de juegos fue una gozada; las niñas estuvieron encantadas con ese espacio y todos los cuentos y juguetes que tenía. Celia es muy agradable y se muestra muy disponible. Una estancia muy recomendable