El carismático frailecillo ha atraído la atención local y turística de Islandia durante muchos años. Es su aspecto prismático y su curioso comportamiento lo que da origen a esta intriga. Su característica más obvia durante la época de reproducción es su pico de colores brillantes que, sumado a su llamativo plumaje picoso, ha dado lugar a apodos como «payaso del océano» o «loro marino».
Dependiendo de las mareas y las condiciones meteorológicas, te dirigirás a Akurey, Engey o Lundey en un crucero de 1,5 horas. Estas islas son conocidas por su abundante avifauna y, además de frailecillos, tendrás la oportunidad de ver otras aves, como el pato eider, el charrán ártico, el arao, los cormoranes, los fulmares, los gansos y los ostreros.
Las costas de las islas son rocosas, pero los capitanes conocen los mejores lugares para acercarse a los frailecillos en su hábitat natural. Si hace buen tiempo, podría incluso apagar los motores para que puedas escuchar los cantos de los pájaros. Por suerte, los frailecillos suelen permanecer en su sitio durante un tiempo, por lo que son fáciles de fotografiar.
Aunque estés cerca de las islas, los frailecillos son aves comparativamente pequeñas y el uso gratuito de binoculares a bordo resulta útil. También puedes pedir prestado un chubasquero para mantenerte seco y tomar un auténtico café marinero para mantenerte caliente.