La habitación estaba impoluta al llegar, la cama es muy cómoda (aunque las almohadas dejan que desear), la ducha es maravillosa, y las vistas desde el séptimo piso son geniales.
No me gustó la forma de entrar al hotel, no sabía cómo acceder (eran las 9 de la noche). Por suerte unos chicos que estaban alojados nos vieron y nos abrieron, si no no sé cómo hubiéramos entrado... Tienen que especificar más como entrar en las horas en las que el staff del hotel no está.
Hay una habitación de limpieza con todo tipo de artículos (toallas, papel, aspirador...). La cocina está totalmente equipada, aunque yo no la usé.
En general, ha sido una experiencia genial. Quitando las almohadas y la entrada al hotel, un 10/10, y pensamos repetir.