Lo que más me gusto es que El Hotel esta solo a unos pasos de La Catedral de Sevilla, El Real Alcázar y de todo lo demás. Justo al frente del hotel hay tiendas de souvenirs, bares, restaurantes. La persona que está de turno en las noches mantiene con llave la puerta principal, al llegar el abre la puerta. Nos quedamos en el segundo piso, el aire acondicionado trabajo muy bien. La cama nos pareció un poco chica para mi esposo y para mi. Mi esposo pesa 290 lbs y mide 6.5 pies, yo peso 170 y mido 5.5 pies. Quizás para otras parejas la cama serviría bien. El wifi funcionó bien, agua caliente también. La habitación lo tenía TV ni refrigeradora, pero estuvimos afuera todo el día solo llegamos a dormir. Todo fue una experiencia muy grata, no nos queríamos ir. Definitivamente nos volveremos a quedar en el Hotel Simón.