Después de que te recojan en la terminal de cruceros, saldrás por un circuito que mezcla la historia local con las bebidas locales. Su primera parada será la Iglesia de Balata, donde no debería sorprenderse si la belleza de la cúpula blanca le resulta familiar, ya que es una réplica del Sagrado Corazón de París.
Luego será el momento de pasar a una destilería de ron donde no solo visitará, sino que también disfrutará de una degustación de ron de Martinica. Después, diríjase a St. Pierre, el equivalente caribeño de Pompeya.
En 1902, más de 30 000 personas murieron en la erupción del monte Pelee. El museo allí revive el desastre y cuenta la historia de un prisionero que logró escapar de la muerte por la lava. Por último, Le Carbet tiene un poco más de historia reservada. Es un pequeño pueblo de pescadores que se hizo famoso en 1502 con la llegada de Cristóbal Colón.