Partiendo del sofisticado distrito Ginza de Tokio, este viaje de un día completo ofrece un escape a los paisajes pacíficos y la espiritualidad atemporal de Nikko. A medida que el paisaje urbano se desvanece en carreteras de montaña y colinas boscosas, los viajeros son transportados a un lado diferente de Japón, uno rico en tradición, naturaleza y serenidad.
El primer punto culminante escénico es una vista panorámica del icónico Puente Shinkyo, una estructura sagrada que se arquea con gracia sobre el río Daiya. Enmarcado por vegetación y empapado de leyendas, el puente sirve como puerta de entrada simbólica a los recintos sagrados de Nikko.
La aventura continúa con una visita al magnífico Santuario Toshogu, una maravilla arquitectónica dedicada a Tokugawa Ieyasu, fundador del shogunato Edo. Lujosamente adornado con tallas, colores vivos y detalles intrincados, este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO invita a la exploración a través de sus tranquilos patios y senderos espirituales, ofreciendo una visión del pasado feudal de Japón.
Para aquellos que elijan la opción con el boleto de entrada al Santuario Toshogu, esta es una oportunidad para explorar en profundidad el interior del templo. Los viajeros que opten por la versión sin boleto tendrán tiempo libre para disfrutar de los alrededores a su propio ritmo.
A continuación, el recorrido se dirige hacia las montañas para descubrir uno de los lugares naturales más impresionantes de la región: Kegon Falls. Con una altura de casi 100 metros, la cascada es un espectáculo poderoso pero tranquilo, rodeado de acantilados y bosques. Es un lugar perfecto para almorzar y reflexionar en medio de un espectacular paisaje natural.
(Tenga en cuenta: en caso de cierres de carreteras relacionados con el clima, la visita a las Cataratas Kegon se sustituirá por una parada en el histórico Templo Rinnoji, un importante sitio cultural también ubicado en Nikko. )
La tarde trae una visita al tranquilo lago Chuzenji, ubicado en la base del monte Nantai. Conocido por su belleza escénica y ambiente tranquilo, el lago ofrece un momento final de quietud y armonía natural antes de regresar a la energía de la capital.
A medida que el autobús regresa a Tokio, los viajeros llevan consigo impresiones duraderas de un día inmerso en el patrimonio sagrado de Japón y el majestuoso entorno natural.